sábado, 25 de octubre de 2008

HERENCIA CULTURAL

La mayoría de los estudiantes ignoran los antecedentes históricos de su plantel, la curiosidad auténtica lleva a indagar en el pasado aquellas circunstancias insospechadas como el número de instituciones educativas que antecedieron en el viejo edificio de estilo francés construido por los Hermanos de la Salle venidos de Francia en el siglo XIX lo que sería nuestra cuna educativa.
Con el tiempo funcionó como la Escuela de Artes y Oficios, Luego como Escuela Central y finalmente como Instituto Técnico Central. Había nacido en el viejo caserón del Asilo de Ancianos de San José al frente de la popular pila chiquita. También fue albergue del Colegio del Espíritu Santo notable plantel por la calidad de sus rectores como Sergio Arboleda, Carlos Martínez Silva y José Joaquín Ortiz, y la nómina extraordinaria de sus alumnos entre quienes figuró Marco Fidel Suárez.
El edificio y la Institución habían sido creados durante el gobierno de Rafael Reyes y su ministro de Educación Carlos Cuervo Márquez mediante el Decreto 146 de 1905 y luego ampliado por la Ley 36 de 1919.
Posteriormente la sin razón del presidente Olaya Herrera con el Decreto 2219 de 1931 expulsó la Comunidad Lasallista del edificio que con tanto esfuerzo habían ayudado a construir.
Por 1936, bajo la Ley 68 de 1935 la Universidad Nacional de Colombia inicia labores vinculando como dependiente a la Facultad de Ciencias de la Educación, que más tarde por problemas internos es trasladada al edificio de la carrera 17, junto con el Instituto Etnológico Nacional y la sección de Educación Física.
Otras instituciones le ocuparon entre ellas La Normal Superior hasta 1951 cuando el presidente Laureano Gómez con su Ministro de Educación Rafael Azula Barrera decreta la restitución del edificio a los Hermanos de la Salle. Para entonces la Normal superior fue dividida en dos secciones la masculina enviada a Tunja y la femenina al Instituto Pedagógico Nacional, más tarde Universidad Pedagógica Femenina de la avenida de Chile.
José Francisco Socarrás, rector desde 1937 agregó a las secciones de Pedagogía y Sociales las de Filología e Idiomas, Biología y Química Física y Matemáticas, esbozándose de esta manera lo que sería el germen de futuro Instituto Nacional Nicolás Esguerra, laboratorio pedagógico para los maestros de la Normal Superior.

Consecuente con la Segunda Guerra Mundial el éxodo de inmigrantes europeos aportó un selecto grupo de profesores europeos entre quienes resaltaron Paul Rivet, José de Recasens y Fritz Karsen que tomando parte activa en el Ministerio de Educación junto a José Joaquín Castro Martínez, Agustín Nieto Caballero, Aurelio Tobón y José Francisco Socarrás esbozaron el esquema que iría a expresarse en el Instituto Piloto.
Pueblo que no respeta su pasado, no tiene futuro

Un abrazo
Carlos Augusto Rodríguez Garcés M.D.

jueves, 16 de octubre de 2008

VERDADEROS FORMADORES

José Francisco Socarrás médico y educador nacido en Valledupar Cesar el 5 de noviembre de 1906 fue el maestro de la generación de los normalistas y el ideólogo de la Escuela Normal Superior de Colombia, institución creada para formar a los "maestros de maestros", y denominada como, "El Vaticano de la cultura nacional". Realizó estudios universitarios en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, obteniendo el título de doctor en Medicina por 1930; En 1935 fue nombrado director de Educación del Magdalena, y posteriormente director de Educación Secundaria de 1936 a 1937. En el año 1937 fue nombrado, por el presidente Alfonso López Pumarejo, rector de la Normal Superior, cargo que ejerció entre 1937 y 1945.
A la vez fue nombrado el primer rector del Instituto Nacional Piloto Nicolás Esguerra. Socarrás imprimió una filosofía sobre la educación propia para el hombre colombiano, e insistió en la necesidad de métodos de investigación científica aplicables a nuestra propia realidad. Docencia y alta investigación científica fueron los dos pilares académicos que sirvieron de base para estas instituciones, que más tarde se transmitieron a las facultades de Educación del país. Sus alumnos lo catagolaron como el "rector magnífico".
Los planteamientos de Socarrás se consolidaron en los gobiernos de los presidentes Alfonso López Pumarejo y Eduardo Santos, quienes apoyaron decisivamente la idea de la formación integral, pedagógica, científica y humanística de los educadores colombianos.

sábado, 11 de octubre de 2008

COLOSAL INICIO EDUCACIONAL

Al conmemorarse el centenario del nacimiento del Doctor Nicolás Esguerra Ortíz, el Congreso de la República de Colombia rindió homenaje a la memoria de tan ilustre patricio quien presentó su vida de rectitud y de austeridad republicana, decretó la Ley 35 del 22 de marzo de 1938.
Firmaron esta Ley Humberto Gómez Naranjo presidente del Senado, Rafael Campo A. secretadio del Senado, Manuel R. Cárdenas presidente de la Cámara de Representantes y Alfonso López Pumarejo como Órgano Ejecutivo.
Fue la primera institución oficial de enseñanza gratuita que se fundó en Bogotá y aún hoy lleva su nombre. Los fundadores, hombres ilustres dejaron huella en este plantel, el médico psicoanalista y miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, Dr. José Francisco Socarrás como primer Rector de la Escuela Normal Superior le correpondió la fundación del colegio, el Dr. Germán Enrique Arciniegas, ensayista académico, historiador, periodista, diplomático y presidente de la Academia Colombiana de Historia, tuvo desde esa época una decisiva influencia filosófica en la dirección de los programas académicos.
Por la puerta de la carrera 17 demarcada con la placa 13- 74 ingresó una mañana de enero de 1937, un niño de 11 años, Guillermo Morales Rodríguez, fue el primer estudiante matriculado.
Terminó su bachillerato en 1943 con 30 compañeros más. Ingresó a la Universidad Libre obtuvo el título de Doctor en Derecho, luego en 1972 logró una especialización en Derecho Laboral en la Universidad Nacional.
Esa tendencia admirable, dada por el resultado del esfuerzo personal desde el comienzo, fue la cuna que produjera tantas generaciones de esguerristas, ejemplo de personas dignas inspiradas por un ideal en favor de la comunidad colombiana.
Invito a todos aquellos egresados con formación seria y responsable para que se unan a esta agrupación que lejos de hacer camarillas, renovemos esos principios legados por nuestros maestros.
Un abrazo
Carlos Augusto Rodríguez Garcés M.D.

lunes, 6 de octubre de 2008

LA SOLEMNIDAD MUSICAL

El pensamiento como la facultad inherente y continua del ser humano proyecta la creación hacia el próximo en forma de verbo, de la palabra, herramienta incompleta de toda comunicación de la interioridad, que exige diferentes gestos y señales, convirtiendo el mensaje cargado de emoción y de afecto en poesía y en música.
Leer el pasado es una actividad deliciosa que nos sumerge en aquellos viejos instantes de las mejores experiencias educacionales y constructivas, brindándonos un infinito placer.
Al repasar los recuerdos colegiales debemos detenernos en uno de aquellos pensadores más influyentes en nuestra formación, aquel personaje alto, de fisonomía litoral, honesto, interesado por compartir quijotescamente el mensaje magistral con su dúctil metodología propia del buen educador de alma de poeta , el profesor JOSE C. ARIAS NIETO.
Ocupó la cátedra de Filosofía para dejar marcadas como impronta en nuestras almas muchas nociones de ética y moral, condimentos para una responsabilidad férrea. Había escrito la letra del Himno del Colegio Nicolás Esguerra, más tarde musicalizado divinamente por otro de esos protagonistas invaluables del Norte de Santander, Pamplona, LUIS EMILIO RIVERA profesor de música, maestro en la Sinfónica y en la Filarmónica de la Policía Nacional, quien había escrito su obra “Antología de la música de Colombia
A manera de ecos resonantes en el ambiente de la conciencia, parecen permanecer vigentes algunos versos de su vena poética:
"Elegía de Juventud"
Ya me está gritando la vida,
en el raudal de mi sangre ardorosa,
en la intrincada manigua de mis nervios
y en la cal calcárea estructura de mis huesos,
que soy el hombre nuevo.
Ya siento en mi cuerpo
que estoy pronto a dar frutos concientes
en la germinal contextura
dialéctica del verbo;
en el fecundo polen
de la palabra simbólica;
en la realización creadora
de mis actos honestos
…”
Espero que estas líneas puedan alimentar talvez esos lasos que nos unieron ayer, pero hoy debilitados por el tiempo, muchas veces por toques de ingratitud propios del hombre que una vez servido ya no mira atrás.
Un abrazo
Carlos Augusto Rodríguez Garcés M.D.