martes, 6 de julio de 2010

NOS DUELE SU AUSENCIA

PROFESORES LUIS USSA VARGAS, NESTOR A. ROJAS, MARIO E. HERNANDEZ R. Y CARLOS A. RODRIGUEZ GARCES

Bogotá julio 1 de 2010

El bien es el conocimiento, el mal la ignorancia. Sócrates


Éramos adolescentes por el segundo lustro de los años cincuenta, inmaduros, sin experiencia, con gran ánimo por estudiar, ingresamos al Instituto Nacional Piloto de Bachillerato Nicolás Esguerra 360 alumnos, a primero de bachillerato y fuimos dispersos en seis aulas. Una pléyade de profesores nos recibió, asistían horariamente a cumplir con las lecciones del pensum y fue en dicho recorrido a través del tiempo cuando conocimos a Mario Ernesto Hernández Rodríguez encargado de la cátedra de matemáticas.
Como muchos de ellos, no era el profesor sino algo más, el maestro, aquel dedicado con una inmensa ilusión por enseñarnos a entender esa disciplina metafísica de los números. Su intensa labor en una ascendente relación entre profesor y alumno imprimía el rigor de la ciencia y lógica de las fórmulas heredadas de los jónicos y de los árabes, lo que con cariño le valió el sobrenombre de “el tigre Hernández
De contextura grande y rostro rosado contrastaba con su voz suave y amable, pero exigente. Cumplidor de su sentido ontológico y deontológico en aras de una progresiva superación de sus deberes, inculcó en sus alumnos principios de formación y de educación que se reflejaron más tarde en la gran cantidad de profesionales aventajados en dicha materia en las diferentes facultades universitarias.
No deseo más que esta sencilla elegía sea para reconocer su grata memoria de formación y visión filosófica, con fundamentos sólidos en la educación desde la cual se enfocaron nuestros valores.
A su familia nuestra condolencia y solidaridad en este momento. Doña Nacha, gracias por haber participado en la misión del educador.
Y a nombre de cientos de alumnos que quisieran expresar estos sentimientos nostálgicos por su partida, le decimos adiós profesor y maestro, que repose en paz en la presencia del Dios de Jesucristo y que perdure su recuerdo en nuestros corazones.
Todo cambia, lo que ahora consiste, luego no consiste, nunca vemos el río dos veces y nunca nos bañamos dos veces en el mismo río. Heráclito.

Dios nos bendiga.



CARLOS A. RODRIGUEZ GARCES Y PROFESOR MIGUEL MARIA MOLINA ESPEJO
Bogotá julio 6 de 2010

¿Qué es la vida?
El camino hacia la muerte biológica.
La vida del hombre es apenas un pequeño momento en la eternidad.
El hombre está siendo hasta cuando termina su existencia terrestre, luego es.
Hace unos días asistíamos a otra despedida en las exequias del profesor Mario Ernesto Hernández Rodríguez de la cátedra de matemáticas. Hoy vemos con nostalgia la partida de otro formador de alumnos en la misma disciplina, matemáticas y física, el profesor Miguel María Molina Espejo.
Hace 55 años le conocimos como una persona rígida de poco diálogo y con alguna distancia con los alumnos que inspiraba respeto, valga su exigencia. Nos sentimos invitados por esa intensa dedicación a la materia heredada de los helénicos de la Anatolia occidental y de los árabes. Los problemas de álgebra, las tareas y los exámenes nos producían angustia. Su aspecto físico de mediana estatura y contextura robusta, su alopecia frontal y su bigote, daba la apariencia de un hombre exigente en su vestir, estudioso y dueño de grandes calidades y virtudes.
Recordábamos nuevamente aquella pléyade de maestros que nos recibieron en el Instituto Nacional Piloto Nicolás Esguerra de Bogotá por el segundo lustro de los cincuenta.
Hoy percibimos, cómo su tarea junto con la de Hernández Rodríguez, dieron fruto en la centena de universitarios exitosos en las diferentes facultades del área de las matemáticas y estoy seguro que estarían todos deseosos de elevar una plegaria en su memoria.
Gracias a esa experiencia pudimos saborear aquello que aún no comprendíamos de adolescentes.
El "yo" es el compendio de todos los "tus" vividos, como me enseñó el matemático y filósofo Carlo Federichi en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, y entre estos "tus" se encuentran los maestros de formación y educación, por eso nos duele su ausencia.
Creo que estos paladines de la educación crearon en nosotros principios ontológicos y deontológicos como la llave del comportamiento ético y moral en nuestras vidas y en nuestras profesiones.
A su familia Molina Cuervo expresamos un sentimiento de condolencia y de solidaridad en este momento, a Cecilia su señora agradecerle todo el apoyo que brindó a su esposo para dedicarse a sus alumnos.
Profesor Miguel María Molina Espejo, deseamos que esté en presencia del Dios de Jesucristo para el goce eterno que usted merece.
Dios nos bendiga.